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domingo, 5 de abril de 2015

La Joya de la Ninfa

¡Heyyy!
He decidido subir una historia que estoy escribiendo llamada La Joya de la Ninfa, historia que podéis encontrar en Wattpad.

Capítulo 1.

Desperté a causa de los rayos de sol que se filtraban por mi ventana, indicándome que ya era de día y que había de prepararme. Me levanté y fui a la ducha, metiéndome en ella y sintiendo las gotas de agua artificial deslizarse por mi cuerpo hasta lavarme con la ayuda de champú y jabón. Acto seguido, salí y me vestí con una sudadera Obey y una camiseta azul simple debajo, junto a unos tejanos rotos, unas Converse y el cabello recogido en un moño despeinado, nunca me había considerado una de esas pijas que usan ropa de marca y medio kilo de colonia, sin necesidad de exagerar.
Entre pensamientos sobre lo que podría ver en el museo al cuál iba, cogí mi cartera y me encaminé hacia el museo, dónde la clase había quedado en encontrarse.
Una vez allí, ignorando a los alumnos que se hallaban charlando y riendo, paseé por entre las vitrinas que contenían hermosas joyas, cada cual mejor que la otra. Las había antiguas, otras más recientes y, otras simplemente una mezcla de ambas. Entre tanto paseo, observando paso por paso, detalle por detalle, me detuve en una que emitía un brillo especial. Esta era un anillo, un precioso anillo con serpientes de plata al principio subiendo hasta enrollarse en un gran zafiro azul. Sus detalles estaban bien elaborados, bien definidos. Se notaba que era antigua y que le habían puesto mucho empeño, puesto que a mis ojos era incluso mejor que la que se encontraba expuesta en el centro de la sala.
Al incorporarme para seguir admirando el resto de joyas, me di cuenta de una cosa muy extraña; la sala se hallaba sumida en un silencio sepulcral. Me giré lentamente, esperando encontrarme con mis amigos riendo y hablando, pero no, me encontré a mis compañeros paralizados, algunos con la boca abierta, como si se encontrasen hablando antes de que se quedasen como estatuas, paralizados en el aire como estaban, como si hubiesen detenido el tiempo. Y ahora bien, ¿por qué yo me encontraba “despierta”? ¿Por qué no estaba paralizada? Observé mí alrededor, mientras que notaba que el miedo me sucumbía, paralizándome al ver a una figura negra frente al anillo que tiempo atrás había estado admirando, levantando la vitrina que lo protegía y atrapando al anillo entre sus dedos y dándole vueltas, con una pequeña sonrisa satisfactoria que me causó escalofríos. Me acerqué lentamente, oculta en las sombras, cuando la persona se giró, mirándome.
­­­—­­­Ya era hora de que aparecieses—me dijo, con una voz calmada pero fría.

Mi pecho se encogió y él sonrió, antes de que todo a mí alrededor se desmoronara y yo me adentrase en la boca del lobo, sintiendo que todo daba vueltas en la oscuridad.




Espero que os haya gustado.
Se despide, alguien.